domingo, 19 de octubre de 2014

Siempre te guiaré.



Guillermo regresa a su pueblo después de diez años, marchó a la ciudad en busca de una vida mejor, a las pocas días comenzó a trabajar en una obra, aunque él siempre estuvo al frente de un  almacén de semillas y piensos, conocía el oficio de albañil, en infinidad de  ocasiones,  en las que Gerardo, su cuñado, estaba desbordado de trabajo en su pequeño negocio de albañilería y fontanería, Guillermo le ayudaba, llegando a ser su segunda ocupación,. En unos meses se situó,  alquiló  un piso y dejó la habitación en la pensión donde vivía, así era más independiente. Hizo amistad con algunos compañeros de la obra, salía con ellos los fines de semana, comenzó a intimar con Sara, hermana de uno de sus amigos, era una chica, muy sencilla y bonita, al conocerse, la atracción nació entre los dos, por lo que en poco tiempo se eran pareja, ella era peluquera, trabajaba en un salón de renombre en la ciudad.

En tan solo un año, a Guillermo le sonreía la vida, él y Sara decidieron casarse, aunque no tenían prisa, pues eran jóvenes, él tenía veinticinco años y ella veintidós, al estar el solo en la ciudad, fijaron la boda seis meses después. Las dos familias, aunque apenas se conocían, se sentían felices al ver a la pareja tan ilusionada, Guillermo lo había pasado muy mal años atrás, allí en el pueblo, mantuvo  una relación tormentosa con una chica de fuera, que pasaba temporadas en casa de sus abuelos, él se enamoró locamente ,pero para ella tan solo fue un pasatiempos ,un día dejó de  viajar al pueblo, los abuelos decían  que se había marchado a estudiar lejos, nunca se despidió de él, desapareció sin mas, por lo que el muchacho se lo pensaba mucho antes de tratar a una chica.
 Adquirieron  un pequeño piso, poco a poco lo  acondicionaban  su gusto. Se aproximaba el día, todo debía estar perfecto, Sara eligió un vestido precioso, parecía una muñeca con el, esperaba ansiosa unirse para siempre al hombre de sus sueños. Casi sin darse cuenta en unas  horas se convertirían en  marido y mujer, eran inmensamente felices, lo tenían todo a punto, el banquete se celebraría en un restaurante en el campo, sería una celebración intima, la familia más cercana y algunos amigos. A los pocos meses de la boda, Sara  perdió su empleo, decidieron  cerrar la peluquería, Guillermo le sugirió quedarse con ella, a Sara sentí un poco de temor ese proyecto demasiado  era grande para ella, después de meditarlo, le pareció buena idea, ser propietaria de la peluquería, siempre lo soñó, pero nunca imaginó que ese sueño sería real algún día, con gran esfuerzo, costearon el traspaso, ahora a trabajar duro, pues había que mantener a la clientela.

Entre los dos consiguieron una buena vida, a pesar de que les ilusionaba la idea de ser padres, los dos sabían que por el momento no podía ser, así pasaron siete años. Sara comenzó a sentirse mal, tenía todos los síntomas de  estar  embarazada. Visitaron al ginecólogo ,después de explorarla, lamentablemente no era así, le diagnosticaron una grave enfermedad, que la iría dejando vegetativa ,desgraciadamente, su proceso era muy rápido, en pocos  se vio obligada a  deshacerse  de la peluquería, le era imposible pasar tantas horas de pie, además sus manos no respondían como debían, Guillermo decidió que con el traspaso del negocio de Sara, él podría establecerse por su cuenta, era un buen albañil, desde un tiempo le ofrecían pequeñas  faenas de particulares era conocido en el oficio  ,sabía que no le faltaría el trabajo, así también estaría más libre para ocuparse de Sara, su esposa  necesitaba cada día más  de sus atenciones, Guillermo,  desesperado, no sabía qué hacer, buscó a una persona que le ayudará, a él le sobraba el trabajo, su negocio funcionaba muy bien, quería dar a su esposa los mejores cuidados, a pesar de ser un hombre fuerte, cayó en una depresión, ver a aquella mujer que era tan bella que se convertía en una sombra de sí misma, ahora que lo habían conseguido todo, una vivienda preciosa, un negocio prospero, habían disfrutado  unos años muy buenos, viajando, divirtiéndose, también trabajando mucho y todo se desmoronaba, cambiaba los logros  por  lo que era más importante para él, su amada Sara, él sabía que se acercaba el momento de la marcha de ella. Los ingresos en el hospital era  más frecuentes, en el último pocas esperanzas le dieron, pero él necesitaba saberla feliz, ella también sentía que llegaba el fin.

  A Sara apenas le quedaban  fuerzas, seguía siendo hermosa, aunque era una rosa marchita, tomó la mano de esposo, sentado junto a la cama, se despedía de él, le rogó  a su esposo que cuando ella ya no estuviera ,buscará una buena mujer que le diera los hijos que ella no pudo, él era joven, tenía una vida por delante, merecía  ser feliz, más de lo que fue con ella si eso era posible, no quería que la llorara, eso no la haría regresar, debía seguir adelante, ella siempre le guiaría, Guillermo no podía contener las lágrimas, ante  la entereza de ella, lo acarició y le regalo su última sonrisa. Por la mañana, cuando la enfermera que se ocupaba de ella fue a hacerle la higiene, se alarmó al ver su respirar muy suave, avisó a Guillermo, al entrar él, la besó en la frente, ella murió dulcemente, su vida se desmoronó, acababa de perder su razón de vivir, sin ella   nada merecía la pena, aquel bello sueño, ahora era una pesadilla.  En unos instantes llegó la familia de Sara, abrazaban a Guillermo, era un hombre derrotado, hundido, en esa desesperación le pareció escuchar la voz de Sara que le decía 'vive por mí, se feliz', Guillermo creía  que ya había enloquecido, que haría sin ella.

Unas semanas después, en soledad, intentaba ordenar sus ideas, pensar que hacer, no podía seguir en esa casa con tantos recuerdos, pero allí estaba la esencia de Sara, se sentía confuso, solo quería llorar, dormir, esperando al despertar verla allí, frente a él sonriendo. Eran  muchas noches en vela, le era imposible conciliar el sueño,  descuidaba  el negocio, su aspecto, todo, pero hoy el agotamiento le venció, y quedó dormido  en el sofá, soñó con Sara, ella le decía que regresara a su pueblo, allí encontraría su camino, despertó sobresaltado, no sabía si era solo un sueño o Sara estuvo allí. Decidió seguir las palabras de Sara o de su subconsciente, vender la casa, trasladar su negocio al lugar donde estaban sus raíces y continuar  con su vida.

A su llegada le esperaban sus padres, aunque no pensaba quedarse mucho tiempo con ellos, en unos meses,  todo le marchaba de nuevo como antes, pero le faltaba lo más importante para él, su gran amor, Sara. Al año de instalarse en su localidad natal debía buscar  secretaría, su hermana ocupaba ese puesto mientras preparaba su boda, en cuanto  contrajo matrimonio, dejó el empleo. Esta tarde tenía una entrevista con una chica aspirante al empleo, a la hora prevista entró en su oficina una mujer, de su edad, morena y bastante atractiva, conversaron cerca de media hora, su currículo era perfecto, perdió  el trabajo  unas semanas antes, su jefe la acosaba, como ella no accedía a sus peticiones la despidió con un motivo absurdo, al ver su oferta y decidió presentarse, ahí estaba su  secretaría y la mujer que con el tiempo llenaría su corazón.
En la vida todo sucede por un motivo.
Magda Jardí

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