sábado, 22 de noviembre de 2014
El destino puede ser irracional.
Oscar revisa los últimos detalles, mañana es la inauguración de su restaurante, espera la llegada de los empleados, presentarse a ellos, Carlos, su abogado y amigo es quien se ha ocupado de las contrataciones, dar las pertinentes instrucciones a cada uno, Oscar es un perfeccionista, contempla el local, ha quedado a su gusto, igual que el de Málaga.
Al divorciarse, decidió recomenzar en otro lugar, a pesar de que su ex esposa marchó a Alemania llevándose a sus hijos, necesitaba pasar página, tratar de olvidar. Para Oscar es algo normal cambiar de ciudad, pasó la mitad de su vida de acá para allá. Su padre era militar de origen malagueño, su primer destino fue el País Vasco donde conoció a la madre de Oscar, allí nació también él, cuando tenía cinco años se trasladaron a Zaragoza, donde pasó la infancia, los diez los cumplió en Cataluña, allí vivió su adolescencia, se enamoró por primera vez, cuando Oscar tenia diecisiete años, a su padre le dieron destino fijo en su Málaga natal, su madre era cocinera, de ella heredó su pasión por los fogones, aprendió bien el oficio y a los veinticinco años abrió su restaurante, uno de los más populares de la ciudad por precio y calidad, la misma línea que pensaba seguir en Alicante.
Frente a él están casi todos, los camareros, los ayudantes de cocina, el personal de limpieza, a toda prisa llega una muchacha, es Carolina, la persona que se ocupará de la administración del restaurante, junto a Oscar.
Carolina, cree haber encontrado el empleo perfecto, une sus dos aficiones, los números y la cocina, es una muchacha muy responsable. Aunque nació en Barcelona, siendo muy niña, sus abuelos, que se hicieron cargo de ella al morir su madre durante el parto siendo apenas una adolescente, cuando su abuelo perdió el empleo se trasladaron a Alicante, en esa ciudad, su abuela, que cayó desde la muerte de su hija, allí se sentía mejor, la pequeña Carolina se , convirtió en su motivo de vivir, nunca le faltó el afecto de padres los abuelos la querían como a su hija, su esfuerzo obtuvo recompensa, pues Carolina era una mujer luchadora, con las ideas claras y un gran corazón.
Oscar, al ver a Carolina quedó fascinado por aquella menuda mujer morena de ojos negros y expresivos, ella al estrechar la mano de su jefe, le sonrió dulcemente, pensó lo atractivo e interesante que era aquel hombre, por su apariencia no sobrepasaría los cuarenta. Al poco tiempo, Carolina y Oscar, eran inseparables, contaba siempre con opinión de ella en cada decisión, comenzaron a verse fuera del trabajo, salían a pasear, iban a conciertos, compartían muchas aficiones, además de la cocina, el mar, la música clásica, los gatos, parecían hechos el uno para el otro.
Oscar se siente indispuesto desde hace ya un tiempo, pero él cree que es por tantas emociones, su divorcio fue complicado, el trasladar su negocio de Málaga a Alicante, volver a comenzar, por lo que no le da más importancia, pensar en Carolina alivia todos sus males, este fin de semana el local cerrará por descanso, ha planeado un viaje sorpresa para Carolina, la llevará a Venecia, así que no le dirá nada respecto a su salud.
El viernes, al cierre del local, ambos con equipaje para un fin de semana romántico, se dirigen al aeropuerto de Elche, al conocer el destino, Carolina besa apasionadamente a Oscar, se siente tan feliz de haberlo conocido. Les esperan dos días inolvidables, vivirán las más ardientes noches de amor en el escenario propicio para dos enamorados, el domingo Oscar amanece con fiebre y dolor muscular, temblando como una hoja al viento, despertando a Carolina que duerme plácidamente junto a él, viéndolo en ese estado, asustada, se dispone a llamar a recepción para que envíen un médico , Oscar se lo impide, en unas horas regresarán a Alicante, mañana pedirá cita al doctor López, durante da la sensación de mejoría, después de almorzar tomarán el avión, en el aeropuerto, Oscar coge la mano de Carolina y le susurra al oído que quiere estar siempre cerca de ella, lo mira y le besa en los labios dulcemente.
El lunes llega Oscar al restaurante, Carolina le espera, el mal aspecto de Oscar es más preocupante, le sugiere acercarse al hospital, el prefiere que lo vea el doctor López, Carolina, contrariada, llamará, lo verá esa misma tarde, la muchacha ha pedido cita urgente.
Carolina acude con Oscar a la visita, Oscar cuenta al doctor los síntomas, aunque él parece no dar importancia, para el médico son preocupantes, demasiado tiempo padeciéndolos, aunque intuye lo que le pasa a Oscar, necesita unos exámenes para poder confirmar sus sospechas, al día siguiente a primera hora se le realizarán. Carolina, esta noche la pasará en casa de Oscar, no se quedaría tranquila si lo dejará solo, sobre las cinco de la mañana, Oscar, de nuevo se siente mal, la fiebre va subiendo, Carolina no lo piensa, irán al hospital. A la llegada, Oscar es atendido al momento, Carolina permanecerá en la sala de espera hasta ser avisada, una hora después la llaman, el doctor que se ocupa de él, necesita realizar a Carolina unas preguntas , le informa de su estado, es preocupante, en cuanto lleguen los resultados se los comunicarán, el tiempo parece haberse parado, es una locura.
Ya llegaron los resultados, el doctor les comunica que Oscar padece leucemia, en estado muy avanzado, no es comprensible que haya resistido tanto, necesita un trasplante de medula urgente, hay que buscar donantes, Carolina se ofrece, aunque antes hay que comprobar la compatibilidad,. En cuanto todo esté dispuesto, a Carolina se le realizaran las pruebas, en unas horas, el doctor, sonriente, , va en busca de la pareja, le comunica a Oscar que su hija es cien por cien compatible, el quirófano estará dispuesto mañana a primera hora, Oscar, a pesar de su mal estado, le dirá al doctor, que Carolina no es su hija, el hombre le entrega una copia de los resultados, no existe la menor duda de ello, Oscar y Carolina se miran sorprendidos, Carolina no puede creer lo que está sucediendo, Oscar no sabe que decir, esa situación es absurda, será un error. Carolina se pierde en sus pensamientos, la verdad es que nunca le contaron nada de su padre, únicamente su tía Isabel, la hermana de su madre puede aclarar aquello, dejará solo a Oscar, necesita contactar con su tía lo antes posible.
Isabel vive en Barcelona, aunque a menudo viaja a visitar a su sobrina, se asusta al escuchar la voz entrecortada de la muchacha, las lágrimas le impiden hablar, Carolina suplica a Isabel que viaje a Alicante sin perder un segundo, es un tema muy complicado, al decirle que la busque en el hospital, aun se apresura más, Isabel consigue pasaje en un vuelo para dentro de una hora, por lo que en menos de tres horas estará junto a ella.
Tía y sobrina frente a frente, Carolina relata a Isabel lo ocurrido desde que conoció a Oscar, solo ella tiene las respuestas que necesita, Isabel le cuenta la poca información que sabe de su padre, ella lo conocía de verlo con Laura, su madre, eran ambos dos críos, ella dieciséis años y él diecisiete , en una ocasión coincidió con ellos en un bar y Laura lo presentó a su hermana, se llamaba Oscar, era hijo de un militar, unos meses después Laura parecía otra, siempre triste, hasta que se sinceró a Isabel, Oscar dejó Barcelona, a su padre a su padre lo destinaron a otra ciudad, la despedida fue muy apasionada, no pensaron en las posibles consecuencias, Laura estaba embarazada, a punto de entrar en el cuarto mes de gestación, Isabel convenció a su hermana que debía hablar con sus padres, ellos la ayudarían, le recriminó el haber callado tanto tiempo, las dos le dieron la noticia a los padres, sorprendidos y un poco enojados, pero la apoyarían siempre, cuando llegó el momento del parto, Laura sufrió una hemorragia que no fue capaz de superar, responsabilizándose del bebé los abuelos, Isabel acababa de confirmar su temor, Oscar era su padre, el hombre del que se había enamorado como nunca, su tía la abrazó, nadie es culpable, el destino puede ser irracional, le aconsejó que siguiera adelante con el trasplante y cuando se sintiera con fuerzas, regresara a Barcelona con ella, aunque no sería sencillo dejar atrás aquello, debía seguir con su vida, pero lejos de allí, estaba demasiado enamorada de aquel hombre.
Al día siguiente, sobre las nueve de la mañana, se practicó la extracción, en unas horas Carolina viajaría con Isabel hacia Barcelona, Carlos, el amigo de Oscar, visitó a Carolina, estaba al corriente de todo, Oscar lo llamó desesperado, no podía ser cierto aquello, mientras a ella le realizan la extracción, él conversó con Isabel, lo más conveniente para los dos era no volver a verse, aunque Oscar no estaba dispuesto a perderla, no pensaba con claridad, el tiempo le haría ver todo fríamente. Carlos se ofreció a llevarlas al aeropuerto, Carolina no se despidió de Oscar, era demasiado traumático, pasó de ser su gran amor a su padre. Carolina, sentada junto a su tía en el avión, sumergida en sus pensamientos, se preguntaba cómo habría sido su vida junto a Oscar si no hubiera enfermado, debía aprender a vivir con esa parte de su historia.
Magda Jardí
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Relato finalista en el concurso Relato Insolito
sábado, 15 de noviembre de 2014
La vida es impredecible
Anais, acaba de finalizar su relación de varios años con Cristian,
comenzaron a tontear siendo muy jóvenes, eran casi dos niños, con el tiempo
sintieron que no se amaban como
para plantearse un futuro , comenzaron a
no sentirse cómodos, Cristian necesitaba más libertad, se sentía atado,
prefería pasar más tiempo con sus amigos que con su novia, poco a poco se
distanciaron totalmente, estaban juntos sin tener nada de qué hablar, sus
mundos ya eran distintos .Cristian era futbolista, juagaba en un equipo de segunda división, soñaba con
llegar lejos, Anais licenciada en literatura, daba clases en un instituto y en
sus ratos libres disfrutaba escribiendo, soñaba algún día ser conocida en el
mundo de las letras, conseguir publicar algún libro, desde unos meses hilvanaba
una novela, cuando estuviera lista,
pensaba presentarla a alguna editorial. Una tarde, después de una
conversación y de mutuo acuerdo decidieron separarse, con la promesa de seguir
siendo amigos, aunque no se vieron más.
Cristian, a los pocos días inició una historia con una modelo recién llegada al mundillo de la pasarela,
la conoció en un discoteca frecuentada por gente del espectáculo, la moda, el
deporte, de la que era habitual, en su tiempo libre igual que algunos compañeros del equipo,
Anais se volcó en su novela, salía alguna vez con sus amigas, pero su vida era
muy tranquila.
Al año, Anais, leía en una revista el compromiso
de Cristian con la cotizada modelo Rocío Iglesias, sus planes de boda en pocos meses,
las lágrimas rodaron en el rostro de Anais, durante este tiempo no se acordó de él,
pero al ver su foto con aquella mujer, desfilaron por su
mente tantos momentos compartidos con él, le parecía tan distinto ,superficial,
no tenía que ver con el hombre que la había
enamorado años atrás, dejó la revista y salió a tomar el aire a la playa,
caminaba tranquila, intentó alejar de sus pensamientos aquello que le dañaba,Tras una hora de paseo ,
ya relajada, regresó a casa, necesitaba escribir, se acercaba el final de su novela.
Una compañera del instituto, le facilitó el teléfono de un
amigo editor, le habló de ella de su
proyecto literario que tenía todo para ser un éxito , Anais llamó al despacho de ese editor, respondió
su secretaría, citándola para el día siguiente a las cinco de la tarde.
Vestida de traje
pantalón azul camisa a rayas azules y rosas, discretamente maquillada
,acudió a su cita con Jesús, el joven editor, la atendió la secretaria, una mujer muy seria, a los pocos minutos, la hizo pasar al despacho de Jesús, era un hombre
cuya simpatía estaba escrita en el rostro, su mirada sonreía, pero al ver a Anais,
se le iluminó. Ofreció sentarse a la muchacha en un sillón, frente a una mesa
de cristal, se presentaron, dos horas después, seguían conversando animadamente,
Anais no reía con tantas ganas desde tanto tiempo, se sentía tan a gusto
con Jesús, no había conocido a un hombre tan agradable y correcto ,quizás,
desde aquel profesor suplente de matemáticas,
del curso pasado, con el que salió en un par de ocasiones, pero al finalizar el
tiempo de estancia en el instituto, regresó a su ciudad, perdiendo el contacto,
al acabar la reunión, Jesús guardó el borrador de la novela, la repasaría y la llamaría por teléfono. Invitó a Anais a cenar con él, quería conocer un poco más
a aquella mujer, bella, de cabello negro, cuya compañía le era tan grata, ella aceptó, Pasaron una velada muy divertida, Jesús, le propuso salir
el fin de semana, a cenar y a bailar o al cine, lo que ella escogiera, Anais ,aceptó
encantada, Jesús acompañó a Anais hasta su casa, era muy tarde para que fuera sola,
se despidieron con dulce beso en la mejilla, aunque ambos deseaban algo más ,llegó a casa, alegre como
no se sentía desde ya ni recordaba
cuando.
El viernes a las ocho Anais, ya preparada ,esperaba a Jesús,
se compró un vestido precioso para ese día,
a la hora prevista llamó al timbre, ella bajó radiante, era el primer día de
tantos que les esperaban juntos, comenzaron a salir habitualmente, a los seis meses se casaban ,un mes después, se
publicó su novela con gran éxito, que lejos quedaba aquel futbolista con aires
de grandeza, que buscaba la fama a cualquier precio, pero una lesión le apartó
de ese camino de lujo y estrellas, la vida es impredecible.
Magda Jardí
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Alejamiento,
amor a primera vista.,
Anais,
Cristian
domingo, 9 de noviembre de 2014
El sabor amargo de la venganza
Oscar, es un atractivo profesor de universidad, a pesar de tener una buena esposa, Celia, le gusta disfrutar con otras mujeres, Celia es enfermera, suele trabajar turnos de doce horas a días alternos y dos fines de semana mensualmente le corresponde guardia, es cuando Oscar aprovecha para encontrarse con alguna de sus amigas, viaja a una ciudad a pocos kilómetros, donde hay un complejo hotelero, piensa que así preserva su intimidad, pues allí es difícil que miradas indiscretas le reconozca, a pesar de alguna de sus compañeras ocasionales le ha causado algún problema al enamorarse de él, pretendiendo algo más de él,no tiene intención de acabar con sus devaneos.
Esta semana, se verá con Judith, una comercial que conoció en su trabajo, es una bella mujer, recién divorciada, ansiosa por vivir aventuras, conocer hombres, alardear de conquistas, aún le duele su fracaso sentimental. Oscar nunca miente a sus amigas, él solo busca disfrutar del sexo y buenos momentos, dice amar a su esposa, pero los años han transformado la pasión en monotonía y se siente lleno de vida y tiene mucho que dar, mientras conserve esa libertad de movimiento, seguirá con sus aventuras.
Judith, espera a Oscar en un bar frente al hotel en el que Oscar ha reservado habitación, la mujer es el centro de atención de un grupo de hombres que comparten unas copas, hermosa, sola frente a un gintonic, a primera vista, está ahí en busca de compañía, uno de los hombres, sin pensarlo se acerca a ella, intenta entablar conversación con ella, los demás observan atentos, Judith le susurra algo al oído, el hombre la mira y se marcha sonrojado, en ese momento entra Oscar, Judith le sonríe y camina hacia él, de su brazo salen de bar, Oscar la observa sutilmente, es una mujer muy llamativa y más con la blusa semitransparente color rosa y la falda corta negra, se registran en el hotel, suben a la habitación, Oscar pide que les lleven el almuerzo, mientras Judith se da una ducha, Oscar la espera con la comida en la mesa, ella aparece envuelta en una bata negra que deja intuir su belleza, Oscar, no sabe si comenzar a comer o pasar al postre.
Con una copa de brandy en la mano, Judith, se sienta sobre las rodillas de Oscar, besa sus labios, él se descontrola, en unos segundos acaban bajo las sabanas, esa mujer es un como un terremoto de fuego para Oscar, acaba exhausto, Judith le ofrece otra copa de brandy, mientras se pasea frente a él desnuda, Oscar necesita dormir un poco, ha bebido demasiado, ella juega con él, le acaricia el cabello, recorre su torso con los dedos, Oscar no puede resistirse a aquella mujer tan ardiente, pero el cansancio y el alcohol le vencen, Judith yace junto a él, lo contempla dormir. Al despertar, Oscar busca a esa hechicera, ella no está en la habitación, piensa que habrá salido a dar un paseo, a la media hora, regresa Judith, preparada para dejar el hotel, ambos recogen sus cosas, se despiden en la entrada con un beso, cada uno se dirige a su automóvil.
Oscar, conduce pensado en aquella mujer tan fascinante, en este tiempo de escapadas, es la única que le ha dejado la necesidad de volver a verla, con otras ha repetido, pero Judith despierta en él algo distinto, intentará quedar dentro de dos semanas. Unos días después llama a Judith, enloquece por pasar un rato con ella, esta acepta verlo nuevamente el fin de semana, le encantaría pasarlo entero con él, pero sabe que no puede ser. Se encuentran en el mismo bar de la vez anterior, durante dos meses se convierte en habitual sus encuentros, incluso alguna escapada entre semana, Oscar, se está enamorando de Judith, no puede evitar decírselo mientras hacen el amor, ella se limita a sonreír. Falta poco para regresar cada uno a su vida, Judith sale del baño tras ducharse, pero su actitud es distinta, parece otra persona, seca, cortante, se despide y deja la habitación, Oscar, aún está en la cama, la contempla marchar, no entiende que ha pasado, la llama al móvil pero no responde, lo intenta durante el camino , aunque tampoco se lo coge, bueno lo sea ya se le pasará.
Al llegar a casa, Celia ya está allí, en la cocina preparando la cena, le pregunta donde ha estado, un tanto molesta, Oscar le observa extrañado, es la primera vez que Celia le hace esa pregunta, ella sabe que cuando no está, él no se queda en casa, Oscar, responde que ha visitado a un amigo, Celia baja la mirada y calla, Oscar se acerca intentado abrazarla, pero ella le rehúye, él piensa que no es posible que su esposa sepa nada, son años viendo a otras mujeres y nunca ha sospechado nada, cenan en silencio y sin mirarse, la situación es violenta, Oscar le pide un café a su esposa, esta aparece con dos tazas, muy seria le pregunta quien es Judith, intentando mantener la calma, se encoge de hombros, no conoce a ninguna Judith, Celia se levanta, coge un sobre y se lo tira encima de la mesa, él lo abre, una foto de él desnudo en una cama, sobre él, una mujer de espaldas, también una grabación de voz, donde se escucha a Oscar hablando con aquella mujer la llama Judith, ambos gimen, gritan, están haciendo el amor, finalmente, Oscar diciendo a Judith que la ama, Celia llora amargamente, en el sobre una lista de nombres de mujeres con las que Oscar ha estado, algunas, amigas de Celia, alguien lo ha estado vigilando, Celia le grita que se marche de casa , no quiere verlo más, Oscar trata de tranquilizar a su esposa, pero sabe que no hay nada que hacer para arreglar aquello. Oscar sale de su casa, va a casa de su hermano Antonio, le cuenta que ha peleado con Celia, Antonio, prefiere no saber detalles, pasará esta noche allí, mañana pensará que hacer, de nuevo intenta contactar con Judith, ahora si responde, pero no es ella, un hombre atiende su llamada, ha caído en una trampa, por la mañana se verá con ese tipo.
A la hora prevista, Oscar camina hacia el parque donde le espera Judith con un hombre alto y fuerte, se dan a conocer, Oscar los mira avergonzado, todo lo preparó Elena, una que fue gran amiga, ella esperaba tener una relación duradera y exclusiva con Oscar, al sentirse despechada cuando Oscar dejó de verla a ella para hacerlo con otra mujer , contrató a un detective, que siguiera sus pasos, Judith colabora como señuelo, era un montaje para humillar a Oscar, la mejor manera de dañarlo era enviando las pruebas a su esposa, la mujer que ideo todo, conoce a Celia, sentía lastima por ella, pensaba que era demasiado buena persona para vivir con un sinvergüenza como Oscar, intuía la reacción de ella, alejarlo de su vida, como él le hizo a Elena, a esta la abandono su esposo, no sabía cómo, se enteró de su historia con otro hombre y cuando ella le contó a Oscar, este respondió que no volverían a verse.
Oscar, había perdido todo, su esposa, su hogar, su dignidad, pasaría uno tiempo con Antonio, mientras meditaba que hacer con su vida, se siente como un muñeco roto.
Magda Jardí
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despecho,
Encuentros,
venganza
sábado, 8 de noviembre de 2014
El momento es ahora.
Son casi las seis de la mañana, aún no amaneció, Dalia
despierta, al escuchar el llanto de Jessy, su hijita, comienza a llover, un
trueno sobresaltó a la niña ,la pequeña de tan solo diez meses, balbucea
`mamá`, Dalia la saca de la cuna y la abraza dulcemente, intentando
tranquilizarla, la lleva a su cama, allí se sentirá segura.es difícil la vida
de una mujer sola con un hijo pequeño, pero Dalia es fuerte y trabajadora.,
ella decidió tener a ese bebé sola, aun sabiendo que no sería un camino de
rosas, aunque cualquier dificultad era compensada por la sonrisa de Jessy.
El marido de Dalia murió al poco de quedar embarazada, no
llegó a saber que sería padre, las lenguas largas, especularon si era de otro hombre, a estos comentarios
Dalia hacía oídos sordos, aunque le dolían profundamente, para ella era como manchar el recuerdo de
Salvador ,su esposo, con él fue muy feliz
en los cinco años que duró su matrimonio ,él era un buen hombre y fue un
marido inmejorable ,pero el destino se lo arrebató cuando su felicidad iba a
ser total con la llegada de su hija, deseada por ambos ,una cruel y breve
enfermedad se lo llevó, Dalia siempre se decía que nada sucede como se planea,
por algo tiene que ser, la vida es una sorpresa continua.
Al dar a luz a su hija ,su vida cambió, debía seguir
trabajando, por lo que cuando la pequeña cumplió tres meses, la inscribió en la
guardería, pensó que era la mejor
opción, sus padres eran mayores, con que la llevaran y la recogieran ya la
ayudaban mucho, sus suegros vivían en otra ciudad y desde la muerte de
Salvador, el contacto era escaso, a la niña la conocieron al cumplir
dos meses, viajaron a la ciudad de
Dalia por otros asuntos y aprovecharon para visitarla, aunque por su
frialdad, Dalia pensaba que no creían que fuera hija de Salvador, a pesar de
tener su misma cara, ella no se lo tenía en cuenta, eran gentes de mente
cerrada, de todos modos nunca vieron bien que Salvador se casara con Dalia, les
parecía poco para él, no se habían preocupado en conocer bien a aquella mujer,
alegre y sencilla, que tan buena vida dio a su hijo, por lo que Dalia aceptó que acabó
la relación con ellos.
Una mañana, Dalia
camina hacia su trabajo, tras dejar a Jessy con los abuelos, un coche aparca cerca de
ella, conducido por un hombre que le sonríe, no le es desconocido, pero solo lo
mira de pasada, tampoco ve bien su rostro, él desciende del vehículo, la llama
por su nombre, Dalia se vuelve, es David, un viejo y buen amigo de Salvador ,
se saludan muy cordialmente, Dalia va un poco justa de tiempo, por lo que, la
conversación es breve, se dan los números de teléfono, David queda en llamarla,
Dalia sigue su camino, está frente a la puerta de la fábrica donde trabaja,
Dalia recuerda tantos detalles de los tres juntos, lo bien que lo pasaban, pero
de eso hace tanto, antes de que David se marchará por trabajo a Estados Unidos
perdieron el contacto, ella no concia el motivo.
Acaba la jornada por hoy, Dalia sale apresurada, está
tarde tiene mucho que hacer, intenta mantener su mente ocupada, es el
aniversario de la muerte de Salvador , se siente melancólica y sin ánimos de
nada, después de almorzar, va a casa de sus padres a recoger a Jessy, ya ni
recuerda el encuentro con David, pasea con la pequeña, es como si no quisiera
llegar a casa, cada día siente más su ausencia, la falta que le hace el que fue
su único y gran amor. Abre la puerta con
los ojos húmedos, no puede contener las lágrimas, abrazada a Jessy llora
desconsolada, preguntándose porqué. Está noche Dalia no consigue dormir ni un
segundo, pasa la noche envuelta en llanto, recordando a su esposo, mañana es
sábado podrá descansar un poco.
Dalia, se levanta a las ocho, prepara el desayuno a
Jessy, que lleva un buen rato, canturreando en la cuna, hoy no tiene previsto
salir a ningún lugar, no hay nada que
hacer fuera de casa, tampoco le apetece, a mediodía el teléfono, la saca de sus
pensamientos, es David, a Dalia le alegra su llamada, el hombre la invita a
almorzar, Dalia le dice que no es posible, tiene a su pequeña, pero si le
parece bien , puede ir él a casa con ellas, en media hora David está en la
puerta. Pasan un buen día, charlando de tanto, solo llevaba dos días en la
ciudad, acaba de regresar de Estados Unidos, desconocía el fallecimiento de
Salvador, al saberlo, ha buscado a
Dalia, en cuanto se ha enterado de como contactar con ella, así lo ha hecho,
solo sabía dónde trabajaba, por lo que cerca de allí la busca, ignoraba la
existencia de Jessy ,la presencia de la pequeña alegra a David, la niña es un encanto, la dulzura de Dalia con la
expresión bondadosa de Salvador, ese día
es el primero de tantos
David, comienza a frecuentar la casa de Dalia, los fines
de semana, salen los tres a pasear, en alguna ocasión David, se hace cargo de
Jessy, por alguna urgencia que surge a Dalia. David se está convirtiendo en un
padre para Jessy, la niña enloquece al verlo, los tres se sienten bien juntos,
con el tiempo ya parecen una familia, sin pensarlo así sucede, David confiesa a
Dalia que siempre ha estado enamorado de ella, pero como escogió a Salvador , él
se retiró, aunque tenía la sensación de
que llegaría su momento,y era ahora, si ella acepta, el cuidaría de las dos, como siempre
soñó.
Seis meses después
David y Dalia se convierten en marido y
mujer, de nuevo llega la felicidad a la vida de Dalia, Salvador, estaba de paso
en su vida, aunque lo amó con el alma, su destino era compartir su caminar con
David.
Magda Jardí
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amor,
Madre en solitario,
vieja amistad
sábado, 1 de noviembre de 2014
El hombre del tren.
Alba camina por el andén, el tren está a punto de llegar, se
siente feliz, nuevamente pasará sus vacaciones en ese bello pueblo de la costa,
donde veraneaba habitualmente, hasta que conoció a Alberto, su esposo, con el
que compartió cinco gratos años, pero un
fatal accidente de coche le robó la vida, dejándola sola a sus veinticinco
años. Ya casi recuperada anímicamente, se reencontrará con sus viejos amigos de todos los veranos,
desde que era una niña, muchos visitantes de estación, como ella, otros
habitantes fijos de la localidad, a pesar de cada cual sigue su camino,
mantienen viva la amistad y este tiempo estival les retorna a su adolescencia,
algunos solos, como Alba, otros con sus parejas.
Llega el tren, alba
sube al vagón, busca donde acomodarse, frente a ella, un hombre moreno, atractivo,
le resulta conocido, le viene la imagen de la cafetería de la estación, estaba
allí, sus miradas se cruzaron en varias ocasiones, aunque ella no le dio más importancia, esos ojos quedaron grabados en la memoria, él, le sonrió, la muchacha fingió no
darse cuenta, saca un libro de su bolso y se sumerge en la lectura, aunque se siente observada, así hasta llegar a su destino, las
tres horas de viaje, el no deja de mirarla y ella, con disimulo, también a él, le complace aquella situación,
pues es un hombre muy atractivo. Llegan a su parada, ella se levanta y sin mirar atrás desciende del tren. En la puerta de salida, la espera su amiga Isa, de camino a casa, no puede dejar de pensar en esos ojos turbadores, que
la han hecho sentir viva de nuevo, ese
hormigueo en el cuerpo que ya no recordaba, pero no merecía la pena pensar en eso,
es imposible coincidir nuevamente, quien sabe hacia dónde viaja ,ni cuál es su
vida…
Esta noche la pasará en casa de su amiga, mañana acondicionará la suya,
desde que sus padres han dejado
de viajar allí, permanece cerrada. Las
dos mujeres cenan tranquilamente y
después de varias horas conversando en la terraza, el
calor es agobiante , el cansancio vence a Alba , se ha va a descansar,
al día siguiente hay mucho que hacer.
Por la mañana temprano, después de desayunar, las dos
mujeres salen hacia el centro comercial, van de compras, pasean, Alba no logra dejar de pensar en aquel hombre del tren, sonríe sitiándose ridícula, Isa viendo la expresión de su amiga, intuye lo pasa por la
mente de su amiga. Es la hora de almorzar, buscan algún lugar frente al mar, el viejo
restaurante donde se reunía la pandilla, ahora reformado, está precioso, el
camarero les indica donde sentarse y les toma nota, entra en el local una pareja, la mujer saluda a Isa, el
semblante de los dos es serio, aunque la expresión de él cambia al ver a Alba, era el hombre del tren,
al instante, sus miradas se encuentran , pero ella piensa el sinsentido de aquello ,él está con alguien. Isa observa la reacción de su amiga, al ver aquel desconocido.
Regresan y se dirigen
a la casa de Alba, entre las dos la
pondrán a punto, mientras trabajaban,
Isa pregunta a Alba, ella le cuenta que ese es el hombre del tren, Isa no sabe
quién es ,conoce a su acompañante de
coincidir en la panadería , vive en la localidad desde algún tiempo, pero no sabe de su vida, es una mujer solitaria, poco
amigable. Al finalizar sus tareas, las dos amigas se despiden hasta noche, que se encontrarán con todo el grupo, saldrán a cenar y después a bailar a la playa, se
celebra una fiesta marinera.
Llegan las dos al punto de encuentro, a todos se sienten
alegres con la presencia de Alba, la
muchacha luce muy bella, los años le
habían tratado bien, a pesar de que no todo no ha sido fortuito en su vida. Después de una cena
informal, risas, bromas, cantos, marchan a la playa, comienza a sonar la música
de la fiesta. La carpa es enorme, muy
bien decorada, invita a disfrutar de la noche sin pensar en nada más. Alba se
divierte como una adolescente ,baila ríe
a carcajadas ,conversa con unos y otros,
el calor es intenso y con tanta gente es más intenso por lo que decide salir a tomar un poco el aire, en el exterior unos bancos con forma de columpios, a ella de
siempre, le encantaron ,sentada allí,
mira las estrellas, como si pensara que
Alberto la ve desde donde se encuentre,
ella así lo siente ,lanza un beso al cielo, tras ella una sombra se
dibuja en la arena, un tanto sorprendida, se da la vuelta ,es el hombre del tren, con unas copas
de champagne, ofreciéndole una. Su nombre era Sergio , es psiquiatra, la mujer con la que lo vieron es una
paciente, en otro tiempo mantuvieron una
relación personal, pero eso es pasado, cuando cae en una crisis, lo llama, el acude a ayudarla ,pero
como profesional y amigo. La conversación es muy grata, ese hombre le inspira tanta ternura
y confianza, como si se conocieran de
mucho antes, hablan ,pasean por la playa
hasta el amanecer.
Las luces del día, embellecen a Alba e iluminan la sonrisa de Sergio ,de pronto caminan tomados
de la mano, en esas horas compartidas, la complicidad surge entre ellos, los dos sienten que aquello es un amor a primera vista, desde el momento en
que se vieron en la cafetería de la estación. Llega el momento de regresar a casa, la fiesta se acabó hace horas, pero ellos inventaron la suya.
Los primeros rayos de
sol, son testigos de aquel apasionado beso,
que es el comienzo de una hermosa historia de amor.
Magda Jardí
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Amor a primera vista,
tren,
Vacaciones
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