domingo, 15 de mayo de 2016

Rosa, Historia de una mujer luchadora


(Relato inspirado en una historia real)

Quizás no era lo más coherente seguir adelante con su embarazo, pero Rosa así lo decidió, sabía que sería difícil, una mujer sola en tiempo de guerra, conoció su estado el mismo día que su compañero Paco marchaba al frente,  en el momento del adiós prefirió callar, era una mujer luchadora, desde que su madre falleció siendo Rosa una adolescente dependió de sí misma, su única familia era su hermana Carmen, diez años mayor que ella, casada con el propietario de una lechería situada frente a la casa de Rosa, unos años después allí conoció a Paco, venido de Murcia a Rubí en Barcelona, se colocó de mozo de cuadra, con el tiempo compartían sus vidas.

Rosa sabía que pronto no podría ocultar su estado, y que la gente es cruel, aunque a ella las habladurías poco le importaban, su única preocupación era ese bebé que crecía en sus entrañas y Paco, la esperanza de su regreso, solo Carmen conocía el embarazo de su hermana, la ayudaría en cuanto le fuera posible, a pesar de que eran malos tiempos pero nos les faltaría de nada, Rosa era empleada en una fábrica textil, en las noches tejía por encargo, así conseguía algunos ingresos extras.
El tiempo pasaba su vientre crecía y los cuchicheos a su paso, cada uno contaba una historia distinta, pero ninguna real, desde que el bebé de Rosa era uno que pasó por la ciudad, que Rosa como era una libertina al dejarla sola su compañero iba con unos y otros, hasta que Paco marchó al frente para alejarse de ella al conocer su estado dudando de ser el padre, ella escuchaba los murmullos, pero caminaba con la cabeza alta, sabia de la maldad de la gente, no se sorprendida de que incluso  personas de su entorno  mal hablaran de ella, tan solo le dolía el vacío de la familia de Paco humillándola al cruzarse con ella, cambiando de acera, volviéndole la cara al saludarlos, negando que en su vientre llevara al hijo de Paco.

Se rumoreaba que se acercaba el fin de la guerra, igual que el embarazo de Rosa entraba en su último mes, la falta de noticias de Paco, dejaron de llegar sus cartas, le hacía presagiar lo peor, se mentalizaba que su hijo crecería sin su padre, si eso sucedía ella lo sacaría adelante sin que careciera de nada, aunque tuviera que trabajar día y noche. Una madrugada Rosa se sentía indispuesta, Carmen le aconsejo que los días que le faltaban para dar a luz los pasara con ella, pero allí también vivía Teresa, la suegra de Carmen, una huraña mujer de mente cerrada, que no vio con buenos ojos el embarazo de Rosa, así que optó por permanecer en su casa, tan solo tenía que cruzar la calle en caso de mal estar, esperó a que las contracciones fueran muy seguidas y fue en busca de Carmen, esta acogió a su hermana, ella no tenía hijos, la idea de ser tía la ilusionaba a la vez que la entristecía por el momento en el que llegaba ese bebé era complicado, a su hermana le esperaba un dura lucha y ese pequeño un futuro poco prometedor. José fue en busca de ayuda, llamó a Lola, que vivía en la puerta contigua, la compañera de Antonio, el hermano pequeño de Paco, que marchó al frente también, era madre de cuatro hijos, ella sabía bien cómo actuar en un parto, pero se negó, conociéndose de siempre, argumentó que no estaba dispuesta a ayudar a una cualquiera, José corrió calle abajo en busca de Consuelo la comadrona, mientras el hombre regresaba con ella, la hija de Rosa nacía sin ninguna ayuda, la llamaron Aurora, era bonita y tan pequeña que su primera cuna fue una caja de zapatos, la envolvieron  en una toalla de algodón para que no pasara frio, mientras se ocupaban de Rosa, ahora comenzaba su guerra personal, descansó unas horas junto a Carmen y en cuanto se sintió con fuerzas Rosa regresó a casa con la pequeña Aurora cuya diminuta presencia llenaba la solitaria casa. A los  pocos días, se hablaba de que alguno de los hombres que marcharon al frente habían regresado, pero permanecían ocultos, otros huían a Francia, al igual que multitud de gentes partían en busca de una vida mejor de la que les esperaba tras esa guerra sin sentido, como los padres de Paco, aunque antes de su marcha, Flora, la hermana mayor de Paco, visitó a  Rosa con la petición de poder conocer a su sobrina, ella nunca dudó de que Aurora fuera la hija de su hermano, es más al ver su carita era el vivo retrato de él, convenció a sus padres de verla, posiblemente sería la única ocasión de hacerlo, el destino era incierto lo mismo para los que viajaban como para los que se quedaban.

La guerra acababa, Rosa vuelve al trabajo tras reponerse del parto, siempre temerosa por su pequeña y el silencio de Paco, el ejército vencedor entró en la ciudad saqueando viviendas donde se podían ocultar desertores, apoderándose de víveres, ropas de abrigo y todo aquello de valor que encontraban a su paso, al salir de trabajo Rosa recogía a su pequeña en casa de Carmen, su hermana tiene noticias para ella, les ha visitado un hombre llegado del frente que ha pasado por la ciudad a despedirse de la familia antes de marchar lejos, el grupo de Paco fue apresado los delató un mal comàñero que decidido a unirse a los vencedores, consiguió llegar antes que los demás, los han encarcelado en Montjuich, por el momento es mejor no intentar  visitarlo, el rostro de Rosa se torna serio, no  es nada bueno aquello, Carmen intenta tranquilizar a su hermana, en un par de semanas Carmen irá a Montjuich, Rosa llora desconsolada, de esa prisión pocos salen por su propio pie, ahora la vida de Rosa es dura más de lo que imaginaba, viendo la falsedad de algunas personas que antes la llamaban amiga y ahora le dan la espalda, unas incluso compartían modo de pensar ahora reniegan de sus ideales unos por superviviencia otros por conveniencia.

Durante un año, Carmen y Rosa semanalmente van a Montjuich, Aurora queda al cuidado de María, una hermana de José, Paco al verlas suspira el terror está escrito en su mirada, cada día que comienza puede ser último pregunta por la niña, Rosa piensa llevarla a que la conozca en la próxima visita, Paco le pide precaución allí hay mucho hostil, Aurora conocerá a su padre tras las rejas. Un domingo las dos hermanas con la pequeña Aurora van a Montjuich, Paco las espera con el rostro compungido está mañana al alba han fusilado a Tom uno de sus mejores amigos pero al ver a su pequeña su mirada se ilumina, es  más bonita aun de lo que él imaginaba, se le escapan lágrimas de emoción, en sus adentros piensa que ya puede morir tranquilo, pero aleja esa idea debe luchar por abrazarla fuera de ese lugar de horror, acercan a Aurora a las rejas, Paco consigue acariciarla con un dedo, el buen hombre refunfuñando debe regresar a la celda al escuchar los gritos de los guardias que ha acabado el tiempo de visita, aquello es un infierno.

La vida sigue, igual que la lucha de Rosa y el sufrimiento de Paco, la pequeña Aurora crece ajena a lo que sucede en su entorno. Una madrugada de domingo del mes de Junio de 1941 unos gritos despiertan a Rosa que aún no dormía, simplemente se recostó en la cama después de pasar la noche tejiendo, era su primo Miguel venia a decirle que se habían liberado a presos de Montjuich y se decía que uno era Paco si estaba en lo cierto en unas horas llegaría, Carmen también se alertó por el griterío ella y José se asomaron al balcón de su habitación, viendo a Rosa sonreír en medio de su tristeza bajaron a ver que sucedía, al conocer la noticia las dos hermanas fundidas en un abrazo de esperanza, comenzaba  un día largo. A media tarde Rosa contemplaba a su hija dormida, el cansancio le impedía continuar tejiendo pero debía hacerlo al día siguiente irían a recoger el encargo cuando unos golpes en la puerta alertaron a la mujer, sigilosa se acercó a la puerta, era Paco exhausto, Rosa gritó emocionada, entraron en la casa abrazandose y besandose, Paco corrió hacia la cama donde dormía Aurora era la primera vez que la veía sin barrotes en medio, la cogió entre sus brazos no podía creer que fuera real, era el final de una pesadilla y el comienzo de una nueva etapa nada fácil.

Magda Jardí
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