Yolanda camina hacia la playa, hoy ha llegado a su nueva ciudad,
una localidad frente al mar, como siempre soñó, aquí espera rehacer su vida,
dejar atrás esa cruel experiencia, la cual intentará olvidar y
seguir viviendo cargando con los fantasmas de su reciente pasado. No acaba de
creer que por fin vuele libre, aunque en sus alas pesan los golpes y tanto
dolor emocional. Sentada en la orilla del mar, con los pies en el agua, se
pregunta ¿para qué tanto sufrimiento?, baja la mirada, las lágrimas humedecen
sus ojos, ¡cuánta razón tenías mamá!, su mente viaja al pasado, cuando comenzó
su historia, es una de tantas, pero esta solo le duele a ella.
Daniel y Yolanda se conocían del
barrio, en una pequeña ciudad cercana a Barcelona capital, tenían amigos
comunes, él era cuatro años mayor que ella, se conocieron cuando
ella comenzó a salir en el grupo de amigos Daniel, al verla, decidió que sería
suya, ella era una niña de dieciséis años, de largo cabello rojo y piel blanca,
a la que muchos chicos intentaban enamorar, su aspecto de muñeca, la hacía aún
más atractiva. A Yolanda, Daniel, no le atraía nada, pero acabó robándole el
corazón. Al año eran ya pareja formal.
Comenzaron a planear un futuro juntos, él tenía veintiún años, y
un trabajo en la obra de su tío, del que se llevaba un buen sueldo y ella
diecisiete, acabando sus estudios de enfermería, todo les parecía fácil.
En un año, soñaban casarse ,él decía que quería una familia grande como la
suya, eran cinco hermanos, ella sonreía, era hija única. Al poco tiempo,
Yolanda, comenzó a sentirse mal, amanecía indispuesta, temía estar
en cinta, a los pocos días, lo confirmó, le dio la noticia a Daniel,
había que decidir. Reunieron a las familias, se habían conocido en el
cumpleaños de Yolanda ,una merienda organizada en el bar de su tío Juan, debían
casarse ,cuanto antes mejor, así opinaba la madre de
Daniel, necesitaban un lugar donde vivir, hasta tener su propia casa. Los
padres de Daniel no podían acogerlos, su espacio era mínimo, aún tenían con
ellos tres de sus cinco hijos, la única opción era la casa de Yolanda ,su madre
era viuda, por tanto había espacio para ellos y el niño, a Daniel le pareció
bien .María, la madre de Yolanda ,en cuanto las dos se quedaron solas, intentó
que su hija viera su error, ese hombre sería su ruina, tenía algo que no le
inspiraba confianza, le propuso, quedarse ella en casa con su hijo y que el
tiempo decidiera si Daniel era para ella, entre las dos los sacarían adelante,
la muchacha se negó, pues ella amaba al padre de su hijo y deseaba compartir su
vida con él, María, a su pesar, aceptó la decisión de Yolanda
,esperando no tener que recordarle que ya se lo advirtió. En un mes
se celebró un sencilla boda y se instalaron en casa de María, aunque fue por
poco tiempo. Pues el tío de Daniel que conocía bien el carácter del chico, era
buena persona, pero de sangre caliente, muy difícil de convivir con él, les
consiguió un pequeño piso donde trasladarse, Yolanda pensaba que ese
sería su hogar para siempre. Los meses pasaban, solo faltaban dos
para dar a luz, un viernes, ella preparó cena especial, quería celebrar su
quinto mes de casados, la mesa preparada y Daniel no llegaba, pensó que estaría
tomando algo con los compañeros a la salida del trabajo, como algunos días,
pero el reloj corría, ya era medianoche, Yolanda desesperada, no le
no respondía al móvil, en unos instantes ,un ruido sobresaltó a Yolanda , era
él, aparecía borracho, casi no se tenía en pie, Yolanda en la puerta
asustada, la apartó de golpe, tirándola al suelo, gritando como alma que lleva
el diablo, la miró con despreció , se dio la vuelta y se marchó nuevamente,
ella quedó en un rincón llorando, cuando comenzó a sangrar, pensó en lo peor y
así fue, acaba de perder a su hijo, no sabía qué hacer, no sabía a quién
pedir ayuda ,su única opción era su madre, la cual descartó, decidió
esperar un poco, unas horas después, no podía soportar el dolor, acabó sola en
el hospital, se había caído y su esposo no estaba en casa, el bebé estaba
muerto, había que sacarlo, en cuanto todo pasó, pidió avisaran a Daniel, que ya
estaría fresco y supuestamente en casa .
Ese era el principio de su calvario, a partir de ese día,
comenzó el maltrato psicológico, vejaciones, golpes, ella todo lo excusaba,
María sufría callada, la mujer intuía lo que estaba sucediendo, pero debía
guardar silencio. Yolanda ,aguantó, hasta que llegar a su límite ,
le dijo que ya no podía más, eso no era vida, él no pensaba dejarla marchar,
antes la mataría, la muchacha, reunió fuerzas para hablar con María, sabía que
su madre nunca le daría la espalda, juntas denunciaron, Yolanda dejó
su casa trasladándose a casa de María, Daniel, al verse abandonado, fue tras
ella, entró en la casa a la fuerza, golpeando a María, ante el griterío, los
vecinos llamaron a la policía, llevando preso a Daniel. Yolanda pidió el
divorcio, entre lágrimas, dio la razón a María, ese hombre era un monstruo,
mató a su hijo y de poco le quita la vida.
Una vez todo en su lugar, Yolanda, solicitó la posibilidad de ser trasladada en el trabajo a
otra ciudad, dejando atrás ese horror, esperando en esa playa
comenzar a vivir de verdad.
Magda Jardí
©Derechos reservados
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