domingo, 11 de noviembre de 2018

Como siempre en silencio.



 No es un sueño pensaba Celia ,caminando entre la multitud, con su equipaje en la mano y rebosante de ganas de vivir.La vida puede sorprendernos  y lo que de entrada parece que nos va a hundir simplemente es la llave que abre la puerta hacia lo inesperado.

A Celia la educaron para ser esposa y madre, su visión romántica de la vida la llevo a los brazos de Pablo cuando acaba de cumplir los diecisiete años, él era un hombre de veinticinco, un lobo solitario que supo conquistar su corazón adolescente, ella se enamoró locamente del aquel charlatán atractivo y de carácter extraño, ensordeciendo a los consejos de su entorno ,al cumplir los dieciocho años, Celia aceptó compartir su vida con él. en pocos meses se convirtió en su esposa, todo pasó veloz, casi sin tiempo de asimilar cada paso que daba, de repente guardo sus libros, olvidó sus aficiones y se ató el delantal a la cintura.

Por su trabajo, Pablo pasaba mucho tiempo fuera de su hogar, la soledad de Celia, al comienzo grata ,al no tardó en ser molesta, era una niña jugando a ser ama de casa, cuando Pablo llegaba  ella parecía ser parte del mobiliaria, ni siquiera la miraba, en ocasiones pasaba varios días lejos de ella, Celia lo esperaba ilusionada, deseando abrazarlo, sentirlo, amarlo como cuando se conocieron,la hizo su mujer tan solo la noche de bodas no se le acercó más, parecía haber perdido el interés por ella, su relación era como la de un matrimonio de muchos años que el hastío los alejo,  entonces recordaba las palabras de su madre advirtiéndole que ese hombre era un desconocido, con un comportamiento que asustaba un poco, pero ella con la ceguera del amor se negaba a escucharla, Celia lloraba a diario, pero al salir de casa se adornaba con una sonrisa que ocultaba su pesar, sus amigas le preguntaban como era la vida de casada, ella fingía ser feliz, vivir en una eterna luna de miel, se sentía avergonzada de su realidad.

En su primer aniversario de boda Celia estalló, con apenas veinte años esa vida no era la que ella merecía,no era su vida, aceptó que no conocía a a su esposo, era tan solo alguien que pasaba tiempo en su mismo techo, al regresar Pablo aquella noche Celia le invitó a sentarse un momento con ella frente a unas cervezas frescas, él la miró desdeñoso intentando esquivarla, pero Celia le tomo de la mano, cara a cara mirándolo a los ojos comenzó a preguntarle la razón de aquella situación, el porque la castigaba de ese modo, el bajó la mirada, no había respuestas, tan solo quiso construir una vida normal, necesitaba intentarlo, él nunca se sintió querido por nadie, no sabia dar cariño, convivir con otra persona, en su infancia no tubo calor de hogar algo que nunca luchó por superar, para él la vida era ir de aquí para allá libremente sin aferrarse a nada ni a nadie, Celia quiso saber porque se acercó a ella y la hizo su esposa, simplemente estaba allí, bonita,simpática y enamorada, era perfecta para lo que él tenía en mente, Cela lloró amargamente, su mundo se hizo añicos, ese hombre necesitaba ayuda, algo que él negaba, ella no seguiría en ese infierno.

Como siempre en silencio, Celia consiguió un buen empleo en otra ciudad, cuando entró donde vivir no lo pensó mas, había llegado la hora de volar de allí, le dijo adiós a Pablo, no se opuso a su partida, se despidió de su familia, intentaron convencerla de que era otra decisión errónea,le ofrecieron ayuda para recomenzar, pero la experiencia vivida la hizo una persona madura,libre, con deseos de retomar su vida y vivir a su manera, era una adulta consciente de lo que hacia,sabiendo que hay que meditar cada paso que se va a dar.
Magda Jardí
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1 comentario:

  1. Relato muy agradable de leer, conteniendo una historia, que nos ayuda a revisar nuestras propias vivencias; me encanto, felicitaciones Magda Jardí

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