Suenan las ocho en el campanario de la iglesia Lucia contempla la plaza tras los cristales del balcón se ve precioso como si fuera una postal, los días de relax en esta localidad costera le sirven de terapia a pesar de que hoy despertó un tanto melancólica, la soledad pesa en ocasiones.
Va a la cocina a prepararse un café en unos minutos regresa al balcón con su taza humeante sale a disfrutarlo deja la taza sobre la mesa y al fresco sentada en una silla lo toma, el grato sabor amargo en su boca la hace viajar por su vida.
A pesar de que para ella el pasado es una puerta cerrada en ocasiones no puede evitar que algunas vivencias paseen frente a ella, cuantos errores piensa, pero son los que han hecho de ella la mujer que es, imperfecta como todo ser humano pero con lecciones aprendidas que intenta no repetir, algunas le han costado agrias lágrimas arrepentimiento, algo que no sirve de nada por que lo hecho ya no tiene solución sé ha queda con la experiencia pero a la vez la ha endurecido hasta tal punto que siente temor a no ser capaz de volver a sentir o a confiar.
Lucia es una mujer sensible y romántica aunque parece haber bloqueado esas partes de su esencia, algo que siempre estará ahí simplemente los miedos le impiden abrirse nuevamente y dejar fluir, en esta etapa de su vida la paz es su compañera evita aquellos que la puedan alejar de ella, le gusta vivir a su modo sabe que hay gente que no es capaz de comprender sus varemos pero cada caracol conoce su cascara, siempre ha sido una soñadora incorregible aunque la realidad la ha vencido y no por que actualmente su vida sea difícil, todo lo contrario, quizás ha comprendido que los sueños son un refugio para los que no tienen el valor de luchar por vivir y se conforman con sobrevivir aferrados a algo que les hace más llevaderos sus días negándose a aceptar su verdad.
Absorta en sus pensamientos casi olvida que hay mercadillo en la playa, le encanta pasear entre los puestos viendo las mercancías hablando con los comerciantes, Lucia recoge la taza la lleva a la cocina se da una ducha escoge un liviano vestido azul zapatos plateados un bolso gris plata, se maquilla sutilmente y sale de casa hacia el paseo marítimo, tras ese tiempo de reflexión que la ha ayudado a alejar nubes anímicas comienza otro día más, queda tanto por vivir y aprender piensa mientras camina.
Faltan pocos días para regresar nuevamente a su rutina, su trabajo, el bullicio de la ciudad, esas personas con las que comparte momentos pero ahora necesita disfrutar de cada segundo irrepetible que la haga sentir bien por absurdo que pueda parecer a ojos ajenos por que la vida es eso.
Magda Jardí
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